Este fin de semana, conversando con mi círculo de amigos en ambiente distendido, realizamos propuestas de qué cosas se podrían hacer que pudieran tener un impacto en la situación laboral actual. Una de ellas -lanzada por Suponto, seguidor de este blog - me llamó la atención y creo que si se analiza, es muy positiva apra todas las partes: Empresarios, trabajador y estado.
Cuando un trabajador es despedido, tiene derecho a una indemnización que hoy en día tras la reforma está en 33 días / año trabajado (despido improcedente) y 20 días / año trabajado (procedente).
Pues bien, la idea sería subirlo de nuevo a 45 días pero con el siguiente mecanismo:
El trabajador una vez es despedido cobraría mensualmente ese despido hasta agotarlo. Una vez se haya terminado el Estado tendrá que responder con el subsidio. Si el trabajador encuentra trabajo antes de acabar la indemnización, ésta queda paralizada: Aquí entraría otro debate de qué hacer, si se paraliza, se elimina o cualquier otra fórmula pero lo dejamos para otra entrada
Ventajas:
- El empresario no tiene que pagar todo de golpe, sino mes a mes, con la posibilidad de no tener que pagarlo completamente si el trabajador es contratado de nuevo.
- El trabajador ve de nuevo aumentada su indemnización (45 días) y le "racionalizan" el importe de la misma, teniendo más tiempo para poder encontrar otro trabajo ya que sumamos ésta cantidad a la del subsidio de empleo.
Los posibles inconvenientes creo que se reducen al fraude, pero éste "peligro" ya existe con el sistema actual en el que se cobra el desempleo y se trabaja "en negro".¿Qué opináis?







